domingo, 16 de enero de 2011

SIGAMOS SIENDO BUENOS


Toda la vida del hombre es una lucha entre el bien y el mal, porque Dios nos llama a que seamos buenos, y el demonio nos tienta para que seamos malos, y nuestra vida es un constante combate entre estas dos tendencias, y de su resultado final depende nuestro destino eterno: Cielo o Infierno.

Puede sucedernos en la vida que nos topemos con pruebas desagradables que intentarán agriarnos el carácter, hacernos hoscos y malos. Pero no debemos sucumbir a estos males, sino reponernos y, con la ayuda de Dios, solicitada en la oración constante, salir de ese estado y no dejarnos vencer por el mal, sino vencer al mal con el bien.

Una de las tentaciones más frecuentes es que guardemos rencor u odio a quien nos ha hecho daño, y entonces es así que perdemos la paz y ya somos presas del Maligno, que así puede tener influencia en nuestras vidas, y cada vez nos lleva más lejos de Dios. Por eso debemos rechazar todo pensamiento de venganza, odio o rencor, y perdonar de corazón, para ser perdonados por Dios. Es por nuestro propio bien, porque vivir con rencor en el corazón es como tener una serpiente en el regazo.

A pesar de todas las cosas malas que nos sucedan en la vida, debemos seguir siendo buenos, hasta el fin, cueste lo que cueste. Tomemos el ejemplo de Jesús que, a pesar de todo lo malo que le sucedió, hasta el ser abandonado por su Padre, dijo desde la cruz: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Digamos también nosotros lo mismo de quienes nos hacen mal, y estemos seguros de que alcanzaremos el Paraíso, donde terminarán las pruebas y seremos felices para siempre, porque supimos perseverar en el bien y en ser buenos.

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